jueves, septiembre 11, 2003

El taxista cariota

El taxista dijo "no problem". "¿Sabe donde queda el hotel?" que si...que no "no problem". Junto a la guantera dos fotos rancias de su familia. Se puede adivinar una niña en una de ellas a pesar de su color sepia y los restos de la foto perdidos en las huellas de los dedos de otros pasajeros. Barba de tres días, ojos cansados, sesenta abriles a la vuelta de la esquina. Empieza a hablar por señas, poco inglés nada de español. Con las manos juntas sobre la mejilla y cabeza torcida, y luego señalando un clarisimo "NO" con el dedo indice. "No dormirá hoy, tendrá que seguir trabajando". Todo esto mientras se escuchan ruidos del taxi desvencijado del pobre hombre. Sigue sonriendo no para... reir es gratis. Cuenta que ha tenido tres esposas: una esta con Alá (con los brazos hacia el cielo y mirando hacia arriba, olvida por unos instantes el control del coche que milagrosamente sigue recto -el tráfico y la conducción en el Cairo son un milagro- ). La otra esta en la prisión (manos cruzadas a la altura de la muñeca). Y la otra en casa. Además, tiene tres "bibis", es decir niños (cuatro bocas para alimentar). Dos varones y una chiquilla (se pellizca a la altura de los pezones por encima de su camisa de chal indicando mujer). La sonrisa nunca se pierde de su cara. De repente empieza a cantar a capella musica Árabe. De moda supongo pero que suena interesante. Siempre sonriendo.

Escena tétrica, grabada con fuego, un pequeño universo dentro de este extraño, injusto mundo... pero nunca sin sonrisa. Vive la vida. La despedida en la puerta del hotel me pasa la mano (después del "baksheesh", la propina de medio euro). Me hace señas, que me quiere decir algo, que me acerque le acerco mi oreja y me estampa un beso intercultural en la mejilla. Me pongo rojo y pienso en la pobreza material y en la riqueza espiritual en la que vive esta gente. Este taxista, uno de 20 millones de habitantes... dentro de miles de millones... mientras en la cnn, en América, en nueva york se preocupan por la máldita corriente eléctrica que apaga ordenadores y la bolsa... dios! la bolsa
que miedo. Que mundo...