lunes, septiembre 25, 2006

El Manual

A veces imagino esa cadena de producción humana de Un Mundo Feliz. A veces imagino que existen, que son muchas, que están por todo el planeta y que usan distintos métodos para generar varias clases de humanos según la necesidad. No físicamente, sino intelectualmente. Al final de la cadena unos funcionarios vestidos de blanco ponen los manuales de vida en las cunas de los bebés. Es EL manual que debe seguir durante su vida. Que pensar, que hacer en aquella y esta otra situación, en que seres imaginarios creer, contra que luchar, que genera placer, que no... todo. Instrucciones para no tener que preocuparse en seguir caminos desconocidos, altamente riesgosos, o aún peor, mortales. Algunos pocos rompen el manual en cuanto descubren la farsa y miran con estupefacción al resto. Ese resto que sigue las instrucciones estrictamente, esperando algo interesante en los últimos capítulos, en la últimas páginas, sin saber que no hay nada, absolutamente nada.

Y luego me confundo y no se qué es real y qué es pura imaginación.

viernes, septiembre 15, 2006

De Pelos

Yo también tengo amigos imaginarios. Si, como casi todo el planeta, que piensa, rompe, asesina, trabaja, baja, besa, come, se reproduce, calla, enamora y engaña, mientras siente que es observado por al menos un ser imaginario (¡vaya un voyeur!). Yo no podría actuar distinto, por supuesto. Los míos no están allí todo el tiempo, poniendo o quitando cáscaras de banano por donde voy sino haciendo sus cosas como todo el mundo.

Por ejemplo, está Joaquín, que no tiene que trabajar y dedica seis meses de su vida a viajar por donde le da la gana y otros seis meses preparando el siguiente viaje. Joaquín, tiene el vicio (tengo que llamarlo vicio) de ir al barbero por donde quiera que va. Yo siempre le digo que es la razón por la que se tarda tanto en cada sitio: esperando que le crezca el pelo un poco. Porque si algo hay que decir de Joaquín, es que es muy respetuoso con la gente y no va a andar por ahí, pidiendo cortes de pelo sin necesidad.

Tiene mil y una historias que contar y solo escuchándole hablar de los barberos, se puede, uno, estar horas y horas. Cómo olvidarse el barbero risueño de El Cairo, que tardó mas de dos horas en terminar. El de Estambul que no paraba de hablar de su hijo médico. Del barbero, en Sevilla, que en el verano no solo corta el pelo sino que hace la afeitada perfecta (dice que el calor abre los poros). El peluquero en Ulán Bator que usa dientes pulidos de camello para arrancar el pelo sin dolor mientras duerme al paciente hablando ese dulce idioma que hablan por allí. La peluquería con masaje de pies y manos simultáneo en Costa Rica. Ha puesto su cabeza a disposición de peluqueros filósofos, dentistas, chamanes, políticos frustrados, bomberos, y hasta un taxidermista. Todo el mundo sabe cortar el pelo, dice.

Joaquín, como muchos calvos, siempre anhela tener mas y mas pelo. Yo siempre le digo que no tiene que buscar explicaciones absurdas para sus viajes, pero me dice que no es eso, que son maneras, métodos de relacionarse con las comunidades locales para poder empezar el viaje de verdad.

Así que si ven a un calvo por allí, hablando con acento extraño y mostrando sumo interés por charlar, llámenlo Joaquín, igual estámos de suerte y estamos sincronizados, pensando en lo mismo.

martes, septiembre 12, 2006

Distopías

La mayoría de las llamadas distopías de ciertos libros (cine, teatro, óperas), nos generan cierto asombro, que por lejanas e irrealizables, es temporal. Dura mientras se lee el libro o se acaba el espectáculo. Pero ¿Por qué nos embelesan tales historias como magos a un niño? ¿Será porque representan mundos lejanos o difícilmente realizables a corto plazo pero nos acongojan igual?

Generalmente esas historias muestran implícitamente la versión normal de la sociedad para poder compararla con la otra, la distópica. Un puro truco comparativo pero útil.

Esas comparaciones se me antojan erróneas en muchos de los casos, porque ubican al receptor de la idea lejos de la sociedad distópica y cerca de la normal. Exactamente el mismo efecto cuando toda la sala del cine se siente muy cerca del héroe y odia al villano en la película de turno.

Pero, si miramos con detenimiento, la nuestra, la sociedad actual, se parece mas a la sociedad que no deseamos, a la que se usa como metáfora para transmitir la idea, la hipotética sociedad indeseable; que a la otra, la supuesta normal o deseable.

Miren ustedes esas sociedades cercanas con las que intentan mostrarnos, por efecto comparativo del blanco sobre el negro, el problema, el temor de que la sociedad ideal (y actual) se transforme en esa que todos quisiéramos evadir. Mírenlas y háganse ustedes preguntas como:

¿Qué tienen esas sociedades extravagantes que no tenga la nuestra?
¿Se parecen las sociedades positivas, ideales y/o deseables, y la actual?

La primera pregunta se respondería en la mayoría de los casos con casi todo y la segunda con casi nada.

Es como si usáramos un telescopio al revés.


PS: Perdonen el uso reiterativo de la odiada palabra normal (tema a tratar un día de estos)

martes, septiembre 05, 2006

Uniformados (I)



Desde el principio del todo han aparecido fuerzas homogenizadoras subrepticias. Energías potentes que como bisturí, separan las malas manzanas de las buenas, uniformizando, adocenando conciencias. Las arrugas no están permitidas. Si en algo estamos de acuerdo en estos tiempos alienantes, es que no nos gusta la diferencia, lo realmente diferente porque actuamos contra ella, todo el tiempo. Vil mundo el que nos tocó que presume de individualismo y diferenciación siendo el menos individualista y menos diferenciador que pudo haber existido.

Modernidad, futuro, progreso, promesas de paraísos aquí o en el mas allá; eso es lo que compramos con la moneda mas cara que existe: nuestra vida, nuestro tiempo, aquí en el mas acá. De eso vivimos, es nuestra gasolina diaria, lo que nos hace querer salir día tras día de nuestra pequeña liberación que es el dormir. Esa es nuestra falsa llama de vida. Yo sueño con levantar mi vela al viento para que él lo apague por mi.

Peor que no ser libre es creerse libre falsamente.

lunes, septiembre 04, 2006

Descriptible en 71 palabras

Yo conocí a una persona que se inflaba de cocaína, alcohol y porros los fines de semana; y que le daban pavor las redes inálambricas porque “podrían producir cáncer”. En los momentos de resaca odiaba la globalización e iba a una que otra manifestación a favor del comercio justo o Palestina. Vestimentas alternativas para no pasar desapercibido. Pelos al viento. Gafas oscuras a la moda e hiperactividad al hablar. Poca concentración.

sábado, septiembre 02, 2006

miércoles, agosto 30, 2006

Estúpidas Estadísticas

Muchos Colombianos no saben quiénes son, para dónde van, o qué son.

¿Qué tal por empezar a aceptarnos tal cual somos? una mezcla de etnias, como dirían en Colombiano: un sancocho.

En cuanto a razas (grupos étnicos) las situación es mas o menos así:

1. La clase dirigente, los dueños de la finca (lo mas pocos) se creen blanco "Europeo". Compran sus zapatos en Milán o Nueva York, van a la ópera en París y no conocen Girardot (ni mas faltaba!).



2. La mayoría, el Colombiano mestizo, se separa del "indio" (que en Colombia, dicho sea de paso, es un insulto). Sería algo como:



Intentando, claro, pasar de la porción grande a la exclusiva, la llamada "clase dirigente", la casta alta.

3. La realidad vendría a ser algo cómo:





Ahora, ¿a alguien le debería realmente importar este tipo de clasificaciones? ¿Estupidos números que no sirven de nada? ¿A quien le importa, como diría Vallejo, si nos matamos igual? Nos tocó nacer en esa porción de tierra, todos mezclados. La lotería de la vida.

Mientras algunos coman en el Ritz parisino a costa de las desgracias de los otros; y algunos busquen la supervivencia en un basurero Colombiano; todo seguirá igual. Con mas o menos armas, mas o menos Uribes, mas o menos drogas, mas o menos reinados, mas o menos tele(-basura), mas o menos... lo que quieras...

martes, agosto 22, 2006

Voluntad

a Javalenzuela drawing
Hace unos días empecé a experimentar lo que es la falta de locomoción. Algo pasó en mi espalda que me produjo un dolor agudo en cuanto me movía. Un jueves fui al hospital, el médico me recetó un "cóctel de fármacos" (sic) para el dolor que incluía la famosa Codeina. Un opiáceo. Luego de perder algunas veces el control espacial y taquicardia, suspendí el tratamiento.

Días después, comentándolo con Farfán, un amigo médico, me dice: "La codeína no bloquea el dolor, solo hace que no te importe". Fue inevitable pensar en todas las distracciones, diarias, mundanas que no nos quitan la voluntad, pero nos roban de la forma mas abyecta (sutil) el tiempo para ejercerla.

La voluntad empieza a ser un bien escaso, una actitud en vias de extinción.

sábado, agosto 19, 2006

Escaleras

El timbre de la puerta me despierta. Pienso en la desgracia que es bajar hasta la puerta y abrir. Me enfrento a las escaleras siniestras que me llevan a la calle. Recuerdo la odisea diaria de salir. Algo tan normal se ha convertido en mi mayor tormento. Largas, oscuras, siempre están esperándome, tratando de vencerme, de hacerme perder la razón, día tras día. Respiro profundo como quien quiere acumular energía justo antes de levantar un gran peso. Y las veo, oscuras, y peligrosas. Bajo con sumo cuidado, apoyándome en las paredes con mis brazos. Presumo un largo camino, como yendo al averno. El pomo está frío. Abro la puerta lentamente y veo dos mujeres jóvenes en la calle esperándome. Ojos negros apuntando hacia arriba, hacia mi. Pelos lisos y largos. Faldas hasta los tobillos y rebecas azules con el primer botón abrochado. Una de ellas sostiene una bandeja de plata con tres cascaras de limón usadas. Sin sonrisa pero con avidez me dice: “¿Tiene un minuto para su alma, es solo un minuto?”. “No!” y cierro la puerta con fortaleza.

sábado, agosto 12, 2006

Ventaja (competitiva)

Sábado. Conversación en un parque. Londres. Adolescente sudafricana de origen Inglés. Hablando sobre idiomas. Dice algo como: "Odio tener que aprender Afrikaans, es perder el tiempo, no representa ninguna ventaja (competitiva) para mi (vida)". 13 Años y pensando en competición.

domingo, marzo 19, 2006

lunes, marzo 13, 2006

Relaciones, nexos, enredos


Me encanta cuando descubro enlaces entre ideas, cuando soy yo mismo el que las conecta, en mi mente egoísta y enferma. La mayoría resultarían estúpidas desde fuera (!vaya si lo reconozco!), pero a mi se me antoja delicioso saber la relación entre el color de una mariposa en un bosque periférico japonés y el patrón que forman las luces de una bicicleta en una calle en una noche sin luna. Esas pequeñas chispas, esos destellos abren mi curiosidad y, hoy, creo, es una de las pocas razones para vivir. Aunque nunca sepas cuando vendrá la próxima y si sabrá a la torta de antología que me comí hoy en la Tate Gallery después de ver la exposición del movimiento Bauhaus, en el últmo piso del edificio viendo el Támesis y con agradable compañía; O si tendrá la textura, el sabor del ácido que dejan las hormigas al caminar en un árbol amazónico.

Un barra vertical de un cuadro de Kandinsky puede traerme a la mente esa torre misteriosa de aquél pueblo Macondiano en el que viví y que todavía intento salvar de mi eficiente trituradora de recuerdos. Una figura imposible de Josef Albers que te revuelve el estómago y que convence al cuerpo para que ruegue dejar de ver; y la mente masoquista insiste mientras prepara una nueva visita al Tate Britain para ver aquél cuadro de Francis Bacon que produce la misma sensación insana.

Afuera, en el mundo que la gente llama real, siguen la maraña de relaciones personales, mas enredadas que nunca y que miro desde fuera a pesar de que el hilo me pertenezca. Las miro y me río y me burlo y adivino cómo enredarlas mas y las señalo con el indice mientras la otra mano sostiene mi estomago por la risa que me producen. La risa se transforma en risa nerviosa y mis ojos se tornan rojizos y ahora todo no es tan agradable.

Idea: Es un privilegio preocuparse solo por el próximo día. Planificar, proyectar, administrar el tiempo en unidades pequeñas.

miércoles, febrero 22, 2006

Engranajes

Escribir es un privilegio comparado con lo que hace la mayoría de la gente, que viven como partes o piezas de una máquina, dedicados a mantener el motor de la sociedad girando sin sentido

Blaise Cendrars

jueves, febrero 16, 2006

Autómatas finitos (o Desmontando memes I)

Soldados Colombianos "trabajando" por la patria

Hace algunos días vino a mi mente una melodía siniestra. Se sabe que no controlamos lo que pensamos, a veces la mente va a su ritmo, pero a pesar de eso no deja de sorprender que nos asuste de repente con ideas grabadas con fuego en la niñez. Me he dado cuenta que gran parte del tiempo que gasta mi mente, tiempo diríamos ocioso, lo hace desmontando malos memes, malas ideas, como dirían, malos programas insertados en la cadena de montaje educativa y social en la que me crié. Me siento como un feto que ha recibido estímulos químicos en una de esas probetas de Un mundo feliz.

La melodía que recordé es:

Salud adorada bandera que un día
batiendo tus pliegues allá en Boyacá,
sellaste por siempre la lucha bravía
de un pueblo que ansiaba tener libertad.
Oh santa bandera nosotros te amamos
porque eres patria, la vida, el honor,
por tí moriremos felices gritando
que viva el sublime pendón tricolor.
En paz te ofrecemos de olivos mil ramos
del Ande las flores en gran profusión,
y en torno a su escudo felices cantamos
los himnos más puros que da el corazón.

Ustedes perdonen por recordar tal juramento. Siempre tenemos que aferrarnos a algo: seres imaginarios que nos prometen paraísos, banderas que nos dan apariencia de seguridad, de promesas de volver al huevo primigenio, como diría Estanislao Zuleta; Sentimientos grupales que nos dan identidad, que nos dicen quienes somos porque ni siquiera somos capaces de definirnos nosotros mismos, necesitamos que otros lo hagan por nosotros. Yo soy las causas que defiendo y el amor que pongo en ellas.

Lo mas terrible es que algunos terminan muriendo por un pedazo de bandera, como si no hubiera mejores razones.

La libertad, la democracia, las banderas, los colores... mil razones que pueden usarse para convencer a alguien para que dispare, para que no solo entregue su vida por la causa sino que mate a otros mamíferos por ello. Eso si, mientras tanto el que ordena, quita y pone está en su escritorio con sus zapatos italianos y un puro que serviría para alimentar una semana a una familia pobre.

Patria, vida, honor, palabras que a veces se venden como sinónimos. Gente abyecta. Ustedes perdonen.

Vértigo


Escuchando Mogwai. Es la perfecta banda sonora para lo que siento. Siento que mi vida va a demasiada velocidad y yo la miro a mi ritmo, a mi velocidad de metabolismo desde lejos, como ajena. La cosas pasan tan rápidamente que no se pueden digerir, si es que realmente se pudiera. A veces busco a mi diestra algún botón rojo para detener la cinta de la vida pero no lo encuentro. Sin embargo, en ocasiones parece ralentizarse y me siento en un pasillo de supermercado probando unos canapés de atún. Asquerosos pero irresistibles por no tener mas opción. En cuanto los pruebo e intento irme zonas mas interesantes, la vida se da cuenta de su descuido y todo vuelve a la velocidad insana, al vértigo. Todo vuelve a ser veloz, la gente corriendo por Oxford Street para llegar a encender la tele rápidamente y ver algún programa morboso (o realities como le llaman ahora). Cada uno con sus audífonos escuchando su propia banda sonora. La gente en las oficinas moviendo sus dedos encima de botones alineados, sin parar, como huyendo de su realidad por necesidad. El viejo que corre al autobús y la puerta que se cierra justo a su espalda. La ambulancia que pasa contaminando con sus luces el campo visual aún mas, si cabe.

Hoy hubo otro momento de pausa en esta cinta transportadora. Me encontré a punto de una depresión suprema cuando me di cuenta que estaba esperando que nos dejaran entrar al metro, cien personas, junto a las maquinas registradoras, con nuestros carnets pidiendo servicio. Ovejas esperando su alimento, su destino, con prurito de movimiento y sin poder moverse, como peces alienados que golpean los cristales de su pecera una y otra vez.

Incluso el clima va rápido, hoy hizo sol, llovió granizo, llovió, volvió a hacer sol, hizo frío, esta mañana fue gris y ahora esta igual que todos los días.

¿Dónde esta el botón?

jueves, enero 26, 2006

Paraísos modernos


Sal de la Galería Nacional (después de ver el enigmático cráneo oblongo y diagonal del cuadro Los Embajadores) por la puerta principal y voltea a tu izquierda. Luego camina unos cien metros y pasas la calle; encontrarás la iglesia St-Martin-In-The-Fields (en la foto). La cripta de la iglesia está ahora convertida en un agradable café restaurante donde puedes escuchar música clásica popular todos los días (Las cuatro estaciones de Vivaldi suena entre las 3 pm y 5 pm). Tómate un chocolate caliente y sal por la puerta lateral, sigue caminando como quién va a Charing Cross y en la calle peatonal a tu izquierda podrás encontrar un monumento dedicado a Oscar Wilde que tiene grabada una de sus frases:
We are all in the gutter, but some of us are looking at the stars.

Todos estamos en la cuneta pero algunos miramos las estrellas


Léela y compara lo que sientes, lo que piensas, lo que sientes, con lo que ves mas allá, en la calle perpendicular: los ejecutivos londinenses encorbatados corriendo, afanados, por llegar a algún lado mientras la vida pasa... comiendo sandwiches* hoy para tener caviar mañana... mientras acumulan para gastar en la otra vida. Esa vida después de la jubilación o justo al día siguiente de volverse milioner. El paraíso prometido de los tiempos modernos: el futuro. Los cimientos de todo el edificio construido para saciar deseos ajenos, artificiales, implantados tras años y años de adoctrinamiento televisivo, publicitario, familiar, social.

* No deja de ser curioso que la palabra provenga del conde de Sandwich quien se alimentó únicamente de esa clase de comida para no abandonar una partida de cartas.

lunes, enero 23, 2006

5 extraños hábitos tuyos


Ara me ha pasado la patata caliente del meme de "las cinco manías". Es uno de esos memes que tiene las características para convertirse en epidemia: queremos leer ese tipo de cosas de los demás y queremos pensar/publicar las nuestras, es fácil de replicar, es fácil de explicar, queremos replicarlo.

Bueno, ha sido difícil pero aquí voy:

  • Orejas frías. No soporto cuando las orejas se calientan. Me entra un desespero indescriptible. Sea invierno, verano, en cualquier época, si las orejas se calientan tengo que ir a un lavabo y mojarlas.
  • Movimiento enfermizo de las piernas. Con bastante frecuencia tiendo a mover mis extremidades inferiores a bastantes revoluciones por minuto. Hace poco leí que hay una enfermedad con el nombre Síndrome de las piernas inquietas . No creo que llegue a tanto, pero si me han dicho con cierta frecuencia que pare mi máquina de coser.
  • Calzoncillos blancos. Solo uso calzoncillos blancos. No soporto otro color. Será un problema neurológico, no lo sé.
  • Prejuicio en la lectura. Tengo la manía de juzgar a la gente por lo que lee. Es la única que he intentado quitarme pero sin éxito. A veces parece convertirse en vicio.
  • Mas de treinta cuarenta ventanas en el navegador. Alguna vez me puse a contar las ventanas que tengo simultáneamente en el navegador: aproximadamente treinta. Es que voy dejando temas pendientes por ver cada vez (para los interesados hay una extensión de firefox para que recuerde las pestañas y ventanas abiertas una vez hayas cerrado el firefox o apagado el ordenador)
  • Sobre la muerte. Todos los días pienso al menos una vez en la muerte. No es exactamente una tarea de obligado cumplimiento, pero siempre ocurre, al menos una vez. Esto merece una bitácora entera para ser explicado. Bueno, en parte esta bitácora intenta explicarlo.
¿Eran cinco?

lunes, enero 09, 2006

Susto en Bricklane


Ayer estuve en el mercadillo de Bricklane. Me gustó. Es el típico “mercado de las pulgas” donde consigues desde una cuerda especial para aquella lámpara que tienes el desván hasta frutas a buen precio. De hecho fui con el plan de ver y terminé comprando algunas cosas. Mientras me comía un bagel, paseé por todas la calles, por cada tienda, cada escaparate. Vi relojes despertadores a “uan paund” (con polca como música matutina), cremas para la cara a cuatro libras, cuencos de frutas a una libra (no quiero hacer cálculos pero creo que las frutas son mas baratas que algunos mercados en los mismísimos países tropicales de donde provienen: ¿qué tendrán?). Móviles, móviles y móviles. Millones, usados. Había gente vendiendo teclados de ordenador viejos mientras se mojaban en la lluvia. Libros y revistas sin relación, licuadoras, pantallas de ordenador. Todo perdiéndose por la lluvia.

Estaba en ello, divagando, como cosa rara, cuando mi corazón entero casi sale por la boca por un estruendo: de repente escuché una explosión en una de las tiendas del mercadillo, una que esta aislada del resto. Era un sitio de reparación de bicicletas, de estos típicos con tejas grises onduladas. “Ruf-son-faia!!”, gritaba un tipo. Mientras mi mente desconectaba esta explosión con la de los atentados del año pasado, me di cuenta que era un transformador eléctrico que había hecho explosión. Tamaño susto.

Es curioso, pero donde vivo, y con mi mente infectada con cientos de estereotipos, signos y señales que me hacen relacionar con simpleza atroz algunas ideas con otras, percibo constantemente mensajes que uno tradicionalmente solo ve en la tendenciosa televisión, o en los periódicos. Veo mujeres totalmente cubiertas con telas negras, solo mostrando sus ojos. Señores con grandes barbas negras e hirsutas y con chilabas (¡en pleno invierno londinense!), música, llamadas a la oración de la tarde (un poco mas lejos cerca a Whitechapel), restaurantes bengalíes, alfabetos inexpugnables en algunos anuncios.

Con este panorama: ¿Cómo es posible dejar de relacionar inconscientemente esta pequeña explosión con un atentado? Gracias televisión, gracias prensa, gracias prejuicios.

sábado, enero 07, 2006

Falsedades de Perogrullo


Llevo exactamente dos semanas, diez días, escuchando una y otra vez la pregunta ¿El cielo esta despejado?. El estudiante de Inglés de turno, mira por la ventana y ve la gran nube que parece cubrir todo el archipiélago. Luego vienen las bromas sobre el carácter casi permanente de esa gran nube gris sobre Londres. Posteriormente todos muestran un sentimiento de resignación.

La pregunta tiene el rango de verdad absoluta. Como “¿de qué forma es el reloj de la pared?”, “¿Estás sentado en una esquina?” y otras perogrulladas útiles solo en clases de idiomas.

Vivir en sociedad significa, entre muchas otras cosas, que estas, supuestamente, de acuerdo con ciertas cosas. Que hay convenios que respetas “porque sí”. ¿Quien dice que el ambiente grisáceo Londinense es negativo? ¿y si existe alguien a quien le gusta que el sol salga solo una tercera parte de los días del año?

miércoles, enero 04, 2006

Tengo vivienda II (notas)

De la búsqueda de habitación me quedan muchas imágenes si no impactantes bastantes curiosas. Recuerdo el piso de los coreanos, en el que tuve que quitarme los zapatos y ponerme unas "chanclas de invitado" de tres tallas menos, otro de asiáticos que estaba supremamente desordenado. Cómo olvidar el piso de las thailandesas que me recibieron con una gran sonrisa en la entrada. También me recibió un olor muy fuerte a comida thailandesa (que me gusta pero no impregnada en las cosas del día a día: muebles, moqueta, etcétera). Recuerdo el piso de un ejecutivo soltero de una zona empresarial de London: Canary Wharf. Grandes rascacielos y gente en corbata oscura y caminando de prisa con sus grandes vasos desechables de café de la cadena mas cercana. Y sus estaciones de metro: las mas amplias, iluminadas y modernas que vi, después de recorrer GRAN parte del metro de Londres. Era un piso de soltero en la cocina miles de tetrabricks de jugo de naranja y tenía pinta de que cocina menos que yo. "¿La lavadora también es secadora?", le pregunto. Me dice: "no lo se, creo que si, nunca la he usado".

Recuerdo también, esa otra habitación que me enseñaron que tenía dentro todavía a una chica francesa recién levantada y con pinta de resaca. A veces pregunté "¿cuánta gente vive aquí?". Algunas veces recibía un: "en el momento 10 personas... en total". otras: "en esta habitación una pareja de japoneses que viven aquí hace 12 años, en esta otra una de Indios, y en la de más allá vive un polaco". Una vez, en un teléfono me contesto un señor, diciendo que no quería perder el tiempo y que si quería ver la habitación en plan serio. Me recogió en coche en la estación y, yo, con mi tradicional pesimismo y visión de peligro en cada cosa, tuve que pensar mil veces si subirme o no.
Finalmente me enseñaron una prisión perfecta: con su sanitario, espejo, sin luz natural, en el bajo de la típica casa victoriana, sanitario compartido con 2? 12? 20? personas, y calefacción, todo incluido por módicas 120 libras a la semana, 1 mes de depósito, y una semana que se la queda la agencia por el favor; y sobre todo, garantizado que no hablaras con ningún humano. Hubo una oferta de dos australianas de diecinueve años, que necesitaban a un inquilino (yo) para compartir la casa de tres habitaciones. "¿harán muchas fiestas, no?", preguntó yo, sabiendo que no me iba a quedar con la habitación después de hablar 30 minutos con ellas. "bueno, somos jóvenes y es la primera vez que salimos de Oz" (como le dicen a Australia los jóvenes anglosajones). "ah!", respondo.

En algunos pisos me recibían muchos pares de ojos desde el sofá o comedor, como un banco de peces a un submarinista. Eso si, me he dado cuenta que la comunidad India, Bengalí y Pakistaní, hace negocio con los pisos: rentan una casa y luego lo alquilan a estudiantes (como yo), haciéndose con la plusvalía correspondiente. En fin, que podría haber tomado fotos a todos los sitios que fui para hacer una estudio sociológico de la vida de inmigrante en Londres, pero no fui capaz. Hasta he vivido una huelga de trenes: "este tren no para en la siguiente estación por la huelga", se escucha en los altavoces de toda la red de metro que recuerdan a Orwell. La gente no se inmuta, no hay ni una queja ni una diálogo, nada! y digo, yo, en España la gente diría algo!!! ¿será la famosa flema?

domingo, enero 01, 2006

Tengo vivienda (Londres día 14)


Por fin, tengo donde vivir en Londres. Me mudo mañana. Ha sido una locura. Algunos números:

Días efectivos de búsqueda: 8
Cantidad de pisos vistos: 24 (aprox)
Llamadas hechas: 60 (aprox)
Horas en el metro: 20 (aprox)
Horas caminando: muchas
Esperas bajo la nieve y con viento: 1
Porcentaje de pisos que enseñaba gente que no vivía allí (ie. Listos): 80%
Porcentaje de pisos que enseñaban Indios o bengalíes: 70%
Porcentaje de pisos que no olían bien: >50%
Pisos tipo prision: 1
Huelgas del metro: 1
Pisos tipo hotel (un pasillo, habitaciones y baños compartidos): 70%

Las herramientas usadas: ver foto.