El sábado estuve de nuevo en el darkhole, el "club gótico" de madrid. Voy cada vez que "San Juan agacha el dedo" (curiosa frase del inconsciente colectivo). Mientras me entregaba a la labor de intoxicación de mi cuerpo con brebajes legales, no podía dejar de observar el entorno: un gran cúmulo de personajes cortados con las mismas tijeras -como en todos los bares, claro-, cargando ideas con sus ropajes, sus indumentarias, y hasta sus expresiones siniestras de maldad adolescente.
Hasta creí ver a Neo (el de matrix) bailando con sus gafas publicitarias. Otro con bozal de cuero negro y pinchos en la cabeza (en una sola pieza) me recordaba a esa película Hellraiser o como se llame (Sociólogos! Psicólogos!: ¿Cual es el proceso de razonamiento que puede llevar a una persona a ponerse eso?). En fin, que una fauna realmente curiosa (hay que rescatar a la chica de los cuernos -negros por supuesto- con rostro maléfico también portando ideas de sentimiento grupal, de tribu urbana, de falsa rebelión, de "necesito asirme a algún grupo para poder existir", de "aquí soy mala, pero los sábados por la mañana hago la compra con mis padres").
Ay si no fuera por la música que hace que incluso gente dispar pase horas en un mismo recinto...