lunes, diciembre 15, 2003

Odio las misas mal oídas... odio todas las misas. Me odio, por no saber encontrar mi misión verdadera. Por eso me odio... y a ustedes les importa?

Si, odio todo esto, todo eso, todo. Y lo odio porque lucho por conseguirlo, unas veces puedo vencer, otras no. Por eso lo odio, porque lucho por su compañía. Lo odio porque odiar es querer y aprender a amar. Me entienden? Lo odio, no he aprendido a amar, y necesito de eso. Por eso, odio a todo el mundo, no dejo de odiar a nadie, a nada...

a nada

a nadie

­sin excepción


Andrés Caicedo

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