jueves, febrero 05, 2004

- Es verdad, en el fondo tienes razón -convine conciliante-, pero somos todos
forzados de una gran galera, todos le damos al remo, ¡no puedes decirme lo
contrario!... ¡Sentados sobre bayonetas y aún esforzándonos! ¿Y qué tenemos?
¡Nada! Garrotazos, calamidades, coña y putadas. ¡Trabajamos!, dicen. Y eso,
su trabajo, es peor, más infecto que el resto. Estamos abajo, en la cala, con
la lengua fuera, hediondos, los cojones sudados, ¡eso es todo! Arriba, sobre
cubierta, al fresco, están los amos, que no se apuran con hermosas mujeres
sonrosadas y bienolientes sobre sus rodillas. Nos hacen subir al puente.
Entonces se encasquetan sus sombreros de copa y nos lanzan un aullido: «¡Hato
de carroñas, es la guerra!», notifican. «Vamos a ir al encuentro de esos
malnacidos que han invadido la patria nº 2, y les vamos a saltar los sesos.
¡Adelante! ¡Adelante! ¡A bordo hay cuanto hace falta! Y ahora, ¡a coro!
Gritad a pleno pulmón para que tiemblen: «¡Viva la patria nº 1» ¡Que se os
oiga de lejos! ¡El que brame más fuerte recibirá la medalla y la peladilla
del Niño Jesús! ¡Maldita sea! ¡Los que no quieran palmar en el mar, siempre
podrán ir a palmar en tierra, en donde todavía es más fácil que aquí!»


Tomado de "viaje al fin de la noche" de Céline

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