lunes, junio 20, 2005

Hoy

Organizando los papeles de mi escritorio, encontré una carta del loco. Pego un extracto:

(...)
Hoy. De nuevo con ganas de no existencia. Siento, que al salir de mi caparazón, de mi concha, de mi pequeño, erróneo y brutal universo, al salir, veo cosas que me resultan cada vez mas incomprensibles. Situaciones insólitas, extrañas, sobre todo por su falta de sentido, de orden. La luz llega a mis ojos. La única interpretación que puedo darle a la sinrazón que transmiten las imágenes que percibo, es funesta, triste. Y me comporto y actúo y miro y absorbo. Y me acongojo y me preocupo aún más. Qué hago yo aquí, quién me puso aquí, por qué tengo que aguantar esto. Muchas preguntas viejas conocidas que me asaltan recurrentemente como asaltantes de caminos medievales.

Valores que no sigo. Inquietudes terriblemente vacuas. Otro orden de ideas, de estado, que no comparto, que me cuesta compartir, que intento compartir pero que no es posible aceptar. Puedo fingir hasta cierto punto. El punto en el que ya nada tendrá sentido y que no veo extraño. ¿Qué tengo que hacer para solucionarlo? Seguir fingiendo normas, hábitos. Hablo de la sociedad, de la vida, del comportamiento de la gente, de la abyecta obligación natural a ser gregarios. Oculto mi inconformismo a esto, a la sociedad, a la vida. A la vida de 8 horas al día, y sonrisas por la tarde, y tonterías por la noche. Reniego y oculto. El día que deje de ocultar significa el fin de quien esto escribe. Ya sea por la coincidencia con su fin biológico o su fin de pensamiento, es decir, el mismo fin, y a veces la finalidad. Una perogrullada, lo sé. Pero son cosas que parecen no quedar claras si no las dices o las escribes. ¿Qué tengo que hacer? Nada! Hoy, es uno de esos días en los que recuerdas lo insoportable que es la vida. Y hasta Cioran empieza a ser un generador de tautologías sin soluciones. ¿Quién tiene soluciones? ¿Quién quiere soluciones? ¿Y mañana? Mañana no existe, jódete.
(...)

No hay comentarios: