sábado, febrero 24, 2007

Yo, Commuter


Un, dos, tres... despertador, despertar, esperar a que el corazón aumente su frecuencia de forma gradual, levantar! Un, dos, tres... desayuno.. un, dos, tres, bañarse, un, dos, tres, a caminar con paso rápido a la parada de autobuses, un, dos, tres, al bus, esperar, un, dos, tres, el buenos días en el trabajo, un, dos, tres, en el ordenador horas y horas, un, dos, tres, estrés, un, dos, tres, corta caminata de mediodía, un, dos, tres, mas trabajo, un, dos, tres, humano derretido.


Así han sido mis días últimamente. De esos que caen muy cerca de la categoría de lamentables pero que se salvan por algunos pequeños detalles como la buena música que permite perderse en la bahía de Nagasaki odiando Pinkerton mientras voy en el autobus, con los demás commuters, o disfrutar de un Tchaivoksy que ralentiza todo el agite de la ciudad, o los conciertos de piano de Rachmaminov que resuenan y vibran mas que el autobus de dos pisos, o el Papageno de Mozart burlándose de la carrera de ratas mientras canta su nombre como si de una gallina se tratara.

3 comentarios:

+Anarquista +Radical dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
+Anarquista +Radical dijo...

La vida enajenada por principio es una vida aplazada, con espurios tiempos paralelos y menos que subsidiarios... hacer algo sin la conciencia de estar siendo realizado es la máxima externalización del ser, es el principio de toda acción enajenada... se dice que ya tendremos tiempo para hacer lo que nos gusta, pero es mejor y más sano decir "hagámoslo de una vez, siempre", sí, tiene sus costos, pero como todo, hay que asumirlos, hay que salir al ruedo a riesgo de morir. El sistema busca que evadamos la realidad, para no pensar demasiado o nada en ella; no, hay que pensar en "esa" realidad, en "ese" mundo de reemplazo que nos inyectan a cada segundo, porque de esa forma empieza el combate... primero viene la indignación, ojalá profunda y furiosa, luego viene la acción.

Anónimo dijo...

ah si es! el triunfo del sistema ha sido arrebatarnos del mas delicioso nectar: la realidad. Vivimos en un mundo en el cual la gente se piensa a si misma como inmortal, vivimos en un mundo de moda en el cual no vivis lo que sientes sino lo que siente un producto o situacion popular, nos casamos con personas que jamas aprendemos a conocer para luego fracasar, tenemos hijos por obligacion social mas que por querer hacerlo, abordamos a un barco sin preguntar su destino, no miramos las aguas por las que anda, no miramos al cielo, y para entonces, cuando nuestras celulas casi muertas comprendan el concepto de lo viejo, nos daremos cuenta, nos mentimos, ya no hay cielo.